Hacia mucho tiempo que no le ponia la mano a una vitilla. No se si dejé de jugar por asuntos de edad o porque los botellones de agua dejaron de venir con ese tipo de tapas, pero tenía años que no jugaba hasta que Alberto consiguió un reguero de vitillas y armamos una liguita el domingo en el parqueo de mi edificio.
Comenzamos con un corito leve pero el juego atrajo la atención de par de vecinos y ya para el segundo juego habia gente arretando para jugar.
Este reguero de dinosaurios empezó jugando bien pero al pasar los juegos la productividad empezó a bajar y nos pusimos que ni foul dábamos. Los que arrazaron fueron los invitados, eso era jonrón y jonrón y nosotros ponche y ponche.
Hasta ahora la liga seguirá cada domingo hasta que el cuerpo aguante, eso si, estoy que hasta la nariz me duele jejeje.
Par de fotos de los atletas.